lunes, 21 de diciembre de 2015

Cristales en los pies

La bossa nova abre las puertas cerradas a cal y canto
de esas salas duras que son las de siquiatría de adultos del hospital Gregorio Marañón. 

Es esta una sección muy especial . La más difícil para mí. 
Lo son también las que visitaremos después. Mucho. Siquiatría de adolescentes, que supone una grito contranatura; y la sala de día de oncología, oscura, sin ventanas y llena de gente. 

Ninguna es fácil. 

Pero la primera a mí me parte en dos.Como lo está la misma sala. Partida en dos mundos que, como el agua y el aceite, conviven sin poder mezclarse.
La música las conecta o intenta conectarlas pero ellos, los pacientes,las gotas aisladas en su mundo, se agarran a ese "cabo ardiendo" y navegan unas aguas musicales, diferentes, más cálidas y alegres hoy, que rompen sus triste monotonía, pero que no impiden que sigan  atrapados y no puedan salir de esa jaula que es su propia enfermedad. 

Siquiatría de adolescentes y de niños !¡ son secciones que duelen con esperanza. Allí, las personitas que luchan contra ese monstruo invisible son puzles complicados que tienen todo a su favor para completarse y salir- frágiles pero recompuestos- a construirse más sólidos, más firmes y seguros. El amor de sus padres, la ciencia, los amigos, la vida que los empuja...Lo tienen todo a su favor excepto la falta de experiencia que les llegará. 

En siquiatría de adultos,en gran medida, tienes la sensación de estar  ante puzles que han perdido una o varias fichas irreemplazables
y que, diezmados, ya nunca más volverán a tener una vida "normal". Cargan con un sufrimiento, una soledad, un dolor que solo podrán paliarse pero nunca desaparecerán de su vida. Son vidas rotas. Sin vuelta atrás. Es algo que se palpa. Un dolor que se cuela por las paredes, por sus ojos, por su pecho agitado, por sus reacciones desmedidas e imprevisibles.
Están quebrados, desmadejados. Se puede respirar su desamparo. 

Ahí está todo eso. Tan duro... Y en la otra parte, de las dos que me parten, está un amor infinito que los dirige sin perderlos de vista ni un minuto y los acuna en sonrisas, miradas y abrazos. Seguramente ese mimo, ese amor que en esa sala convierte pequeños gestos en actos de amor descomunal, se puede ver en gran parte del personal sanitario de esa planta. Seguro. Para mí lo encarna una enfermera maravillosa, Lourdes, que los achucha, los anima, los acoge en su regazo con toda la bondad y el afecto posibles. Ayer abrazaba a un joven sonriente, con las mejillas arreboladas, al tiempo que protegía un globo al que él se aferraba con entusiasmo. Un globo que le permitía ese viaje en el que todos estaban embarcados menos él. Pero él podía recuperarlo, en parte, gracias a ese globo que le devolvía las vibraciones de una música que no podía escuchar pero sí sentir a través de él. Y sonreía. Y abrazaba a su enfermera. Y a su globo.
Y ellos, los pacientes entre sí, se buscan, se abrazan, bailan. Y al final del concierto siempre los músicos se llevan besos y agradecimiento desbordante que ellos se lanzan a prodigar. Agradecidos como si fuera el primer y el único regalo que reciben.
Y así, en esa mezcla imposible del dolor inaprensible de ellos, inalcanzable  y el amor a manos  llenas de esa maravillosa mujer, yo hago aguas. Y como si fuera descalza sobre un suelo  de cristales rotos
participo de esa fiesta que para ellos supone algo nuevo y diferente, cálido y universal que es la música. 


Ayer Celia , pequeña pero con una voz grande llena de terciopelo como su mirada; y Alejandro (Fernando para mí, perdona Alejandro) inmenso, con la alegría bailando en su sonrisa, sus bromas y las cuerdas de su guitarra,
nos hicieron viajar con ellos desde Ipanema hasta "Jingle Bells" pasando por los "Peces en el río". 
Algunos pacientes,  deseosos de romper el tedio que suponen sus días de prisión interior y exterior, se lanzaron a bailar como si no hubiera ayer ni mañana. Posiblemente porque para ellos no los hay. 
Otros, ensimismados, abatidos permanecían allí, queriendo estar en ese viaje pero sin salir de su propia estación. 

Virginia, siempre animosa, descubrió que había en la sala dos músicos y uno de ellos le "arrebató" un pequeño sonador que ella le daba al otro. Ambos estuvieron en el único reducto donde se sienten un poco a salvo, donde su vida cobra cierto sentido: en la música. Siendo parte de ella. Reconociéndose en ella. 

Salimos de allí. Se cierra ese cerrojo que los protege de sí mismos y  yo todavía siento los cristales en mis pies. Una especie de presión afloja mis pulmones. 
Cada minuto que pasamos allí siento el temor de que cualquier palabra, cualquier sonido, cualquier movimiento pueda despertar resortes dolorosos en ellos. 
Qué significará para ellos escuchar los peces en el río, qué recuerdos de un mundo perdido les puede levantar, qué mundos que nunca más podrán habitar despertará esa melodía, qué impotencia les puede causar tener tan cerca una alegría que ellos ya ni pueden imaginar.O qué felicidad. Qué viaje a la felicidad puede representar todo eso para ellos.

Pero la sonrisa de Lourdes,su agradecimiento, sus palabras y la sonrisa de su mirada siempre emocionadas diciendo "no sabéis lo que esto significa para ellos. Ellos están tan solos aquí, tan sin nada, que esto es un chute de vida que no podéis imaginar"me ayudan a sacudir  las esquirlas de mis pies y la presión sobre mi corazón descansa. Y entonces sé que en medio todo el sinsentido que palpita en esa sala,la música de Celia y Alejandro que MeV ha llevado hasta allí, ha zurcido levemente algunos de esos puzles rotos. 

3 comentarios:

  1. Ha sido intenso, enormemente emocionante. Nosotros, los músicos, tenemos algo que otros artistas no pueden conseguir, que es dejarlo plasmado al instante y compartirlo al momento, interactuar, sentir ese pequeño presente, intento y vivo.
    Es alimento para el alma, incluso más para la nuestra que para la suya, nos llenamos de ellos, de su vibración, de la vuestra que lo hacéis posible, del amor de las enfermeras, ...
    Un placer dar y recibir, ser y estar, amar y ser amado.
    Gracias, gracias, gracias

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    1. Gracias a ti por este emotivo y maravilloso comentario y por ser músico generoso además de artista. No te identifico por tu avatar. Muchas gracias y feliz 2016 y que sigamos compartiendo ese alimento del alma. Por si no te ha llegado la segunda parte, ahí va: http://mimusicaenvena.blogspot.com.es/2015/12/toros-enamorados-cascabeles-cristales.html

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  2. Gracias a ti por este emotivo y maravilloso comentario y por ser músico generoso además de artista. No te identifico por tu avatar. Muchas gracias y feliz 2016 y que sigamos compartiendo ese alimento del alma.

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