martes, 31 de mayo de 2016

Antorchas

Hay personas tan grandes como su fortaleza. Personas que se arman de silencio y abaten los problemas sin un lamento. Personas que afrontan lo que viene sin ceder un minuto al desaliento o la debilidad. Personas que no le dan espacio al miedo ni a la autocompasión porque saben que si les dejas, te comen. Te devoran. 
Esas personas que luchan su batalla personal salvan al mundo. Lo iluminan con su presencia. 
Sabias con la sabiduría que  da enfrentarse a la verdad y a la vida a manos llenas.

Yo, que soy cobarde y pusilánime, las siento como gigantes que podrían aplastarme con su sombra. Lo que pasa es que ellas no tienen tiempo para aplastar nada que no sea el desánimo y la desesperanza.

Esas personas son imprescindibles. Os necesitamos.
Inma, te necesitamos. Eres nuestro puntal, aunque no lo quieras. Por eso estamos contigo, haciendo fuerza para que vuelvas a tus quehaceres sin fin. A beberte la vida y a iluminarnos por el camino. 

viernes, 20 de mayo de 2016

La voz de dios

El anfiteatro rebosa. Como en ningún otro concierto. Pareciera que la gente viene convocada por la palabra de dios. Eso es lo que originalmente significa "Gospel".

Se oscurece la sala. El escenario lleno esta vez de 15 músicos. Comienzan a capella. Un escalofrío recorre toda la estancia. Perdón, un escalofrío me recorre y retumba dentro de mí como si algo sagrado, como la palabra de un dios potente y sanador, se instalara en mí. Me parece tan poderoso que vivo esa experiencia como algo colectivo. 

Colectivo como este género. Nacido de la colectividad, el sufrimiento y la necesidad de esperanza. Voces negras teñidas de sangre y algodón. Tragedias negándose a rendirse. Uniendo sus maravillosas voces en una plegaria contra la injusticia y el dolor que era su vida. Recuperando con su música , tan solo con sus voces, lo que les intentaban arrebatar por todos los medios: su condición de seres humanos. Y como si no pudieran hallar la fe en sus semejantes, alzaban sus cánticos a un dios protector que los elevaba por encima de esa vida miserable y cruel que estaban viviendo. Alzaban su voz hacia dios, convirtiéndola en una llamada a su compasión y bondad.

Así se acercaban ayer los pacientes del hospital 12 de Octubre. Gente que está viviendo en estos momentos una vida dura y cruel, la de la enfermedad. Y se encontraron con ese escalofrío que nos puso en contacto con lo más sagrado y más hermoso del ser humano: su solidaridad plena de emoción y de esperanza. ¿Y quién no necesita todo eso esté donde esté y cómo esté? Quizá sea eso lo que llevó al ser humano a buscar dioses. Algo que los uniera por encima de lo cotidiano y los pusiera en contacto con lo más hermoso de su corazón. 

Y así, esa sala llena a rebosar estuvo electrizada con esa música única. Los goteros aplaudían y elevaban sus manos, olvidándose de que lo eran. Las piernas no podían dejar de seguir ese ritmo contagioso entre bombonas de oxígeno y mascarillas,perdiendo sus zapatillas en ese baile inevitable. En un clamor aplaudían , aplaudíamos, como un rugido de energía que necesitábamos devolverles. Porque ayer fue un subidón de música en vena. Música que ha recorrido muchas venas para llegar a ese escenario y hacernos participes de toda su fuerza y vigor.
"La virgen!" exclamaba un señor sentado a mi derecha. Que es como decir que no hay palabras para lo que estábamos viviendo, tan profundo y vital al mismo tiempo.

El personal sanitario de la parte posterior hizo lo que todos desde nuestro asiento intentábamos: bailar, bailar ese aluvión de ritmo y emociones. 
Para hacernos una idea

Pero el escalofrío tenía que terminar. 
Una señora emocionada, lloraba diciéndonos que si podíamos darles las gracias a los músicos. "Espere, ahora vienen". Y allí fueron y la besaron y ella se aferraba a ellos para agradecerles lo que le habían regalado. Tanta emoción...en esa tarde de hospital.

Me llevo a una señora en silla de ruedas a su habitación. Cuando llegamos su compañera me dice que ella no ha podido ir pero que la señora que yo llevaba estuvo todo el día ilusionada con la idea de ir al concierto. Le dijo a su familia que no fueran a visitarla porque ella se iba de concierto. "Qué labor tan bonita hacéis..." Esa frase, en esos ojos, y todo cobra sentido.

Gracias músicos maravillosos por permitirnos experiencias con las que la vida cobra todo su sentido. Como la de ayer.



martes, 17 de mayo de 2016

Si ellos hablaran...

Si esta maravilla hablara...Un violín del siglo XVIII ha entrado hoy a las salas del hospital Ramón y Cajal. Es el violín de Maya que lo cuida como si fuera su bebé frágil y hermoso. No está solo. Otra preciosidad algo más joven le acompaña: es el violín de María.


Los sacan de sus estuches, mimándolos. Si ellos hablaran... ¡Y resulta que hablan! En manos de estas estupendas músicas dialogan, entretejen una charla cómplice tan pronto encabalgándose uno en otro como acariciándose en pizzicato.

Una música poderosa se cuela en cada box de la UVI, una UVI aséptica que se arropa por unos minutos con Bach, Vivaldi, tangos..y se cuela para hacer sonreír a quien puede permitírselo.

Salgo corriendo a otro compromiso y ellos se quedan en siquiatría. Me dicen que fue todo un éxito y que esos tangos que llevaban preparados fueron acogidos con la generosidad de quien no tiene nada que perder. Esa sala es como la tierra reseca cuando llueve. Ávida de agua,la absorbe y se esponja en puro agradecimiento.

Si ellos hablaran, si esos dos violines nos contaran por dónde han viajado y qué corazones han entibiado...Posiblemente compartirían grandes experiencias y emociones pero seguro que también nos dirían  que nada es comparable a lo vivido en  esas salas donde la vida se las ve con lo más duro y sus cuerdas se tensan de fuerza y de dulzura solo para combatirlo.