viernes, 26 de diciembre de 2014

La canción que cura

Es difícil definir LA CANCIÓN QUE CURA.
Porque no es una canción. Es un maravilloso proyecto que intenta suavizar la estancia de la gente en los hospitales. Lo intenta y lo consigue y crea unos encuentros donde las experiencias se contaminan y se transforman. La música es mucho más que música y el pesar de la hospitalización se carga de colores y emociones. Es Música en Vena.

No es una canción, decía, pero también lo es porque esta canción- que es el regalo que nos hace MeV y sus generosos colaboradores- es una canción pegadiza, llena de vitalidad y optimismo; que engancha y alumbra.

Tampoco cura, claro. Ójala con una simple melodía pudieramos sanar. ¿O sí? ¿Sí cura? ¿Porque hay algo que nos ayude más a restablecernos que la ilusión, la alegría, el calor, la certeza de no sabernos solos, la caricia de la esperanza? ¿Hay algo más saludable que la compañía y la emoción? ¿Algo más milagroso que la posibilidad de otros mundos en medio del desconsuelo y la derrota? 
Pues todo eso es esta canción y su proyecto. Todo esto es La canción que cura.



 Ahora solo hace falta que tú y yo la regalemos y colaboremos con ello a que Música en Vena pueda continuar regalando esperanza y calor. 



Es un regalo de ida y vuelta. Regalaremos aliento a los que sufren al tiempo que nos haremos el regalo muy especial y diferente de decirle a esas personas a las que queremos que son importantes y especiales para nosotros.

"REGALATELES" LA CANCIÓN QUE CURA

http://www.lacancionquecura.com/index.php#regalar



viernes, 28 de noviembre de 2014

Esa delgada línea

Viernes. Hospital Gregorio Marañón.
Van a buscarnos. Una enfermera encantadora nos conduce a la puerta que nos espera cerrada y que han de abrirnos para poder entrar. 

Venimos de oncología, del hospital de día, donde Paco ha calentado un día gris y lluvioso con su guitarra. Los pacientes, agradecidos, aplauden como pueden y le avisan:"Esto que oyes, sonaría el doble". Porque los cabos que los atan a la vida les impiden aplaudir como quisieran. Un sevillano le pide a Paco que le regale otro ratito y así le deleita con ese flamenquito que le devuelve a su tierra y al optimismo.


Estamos, ahora,  en siquiatría. Nos recibe una estancia de un color y una luz cálidos. Mucho más que otras estancias del hospital tan blancas y frías. Se cierra la puerta tras nosotros. Las enfermeras, emocionadas, nos reciben y , temerosas, se dicen y nos dicen "vamos a ver qué tal". Porque nadie se acuerda de esta planta y ellos tienen una vida tan dura y tan pesada en el hospital...

Repartimos sillas por una sala y empiezan a llegar. Se sientan. Llenan la sala. Miradas perdidas, otras inquisitivas, nerviosas. Otras no están. Bloques de soledad. En ningún otro espacio se puede sentir la soledad y la derrota como en esta sala. Perdidos en su trastorno, se cuelgan en las cuerdas de Paco y mecen su vacio entre las notas de su guitarra. Descansan sobre la música como Sísifos agradecidos. Se cuelgan de Paco y de la pasión con la que puntea y rasga sus corazones. Los dedos de Paco pulsando resortes escondidos. Punteos conmovedores que recorren como agua fresca , el desolado desierto de la enfermedad. Pura Música en Vena.

Algunos dicharacheros, se lanzan a comentar detrás de cada actuación. Mermados por su enfermedad expresan emociones, acuden a ellas y las desvisten para todos nosotros con una pureza y un entusiasmo turbadores. 

No son quienes quieren ser, no saben quiénes son; pero, sin saberlo, son pura emoción. Cristalina, como la música de Paco, que, en estado de gracia, nos levanta el vello. Respira la guitarra de Paco que cierra los ojos entregado al prodigio que se está creando en esa sala. 
Nos regala una maravilla que creó para dar gracias a quienes le cuidaron y le devolvieron la salud, tras pasar por una enfermedad. Les dice a los que le escuchan que prefiere estar entre ellos que ante un auditorio en el Teatro Real. Y la honestidad, esa que tanto echamos en falta en todas partes, hace que una señora- que se ha pasado todo el tiempo gritandole  a Paco "guapo"  (porque lo es)- equivocada, le diga muy seria: " no digas eso ni en broma. Porque tú haces esto por caridad". Y Paco, acertado como ha estado toda la mañana le responde con la única respuesta posible: "No, lo hago por cariño". Y eso, el cariño, no tiene parangón. La señora en su desvarío ha dicho lo que sentía, sin tapujos, sin pensarlo. Transparente. Y del mismo modo ha recogido la respuesta de Paco, que después ella ha hecho carne, dándonos besos a todos al finalizar la reunión. 

El ser humano perdido, descansando en una guitarra y en el arte de un hombre traspasado por la emoción de su propia pasión y del portento tan especial que se ha creado en esa sala. 

Locos. Sí. Y ellos se ríen al decirlo y juegan con la palabra y nos dicen cosas como "estamos locos pero no somos tontos" o "me voy a volver loca" del berrinche porque hay quien se ha emocionado al estremecerse en esa nana y en la alegría de saber que hoy tenía el alta y dejaba atrás ese mundo de sinrazón y de emociones y dolor. Y mucha soledad.  La soledad del que se sabe perdido sin recordar que alguna vez tuvo un sitio al que volver. Una soledad estratosférica, sin ningún lazo del que tirar que les recuerde que es posible volver allí donde un día todo era posible.

El que piense que está lejos de ese mundo imposible, está más cerca de lo que cree. Esa delgada línea está ahí esperando para que cualquiera de nosotros la crucemos sin poderlo remediar. Y en esta sociedad deshumanizada, donde lo único que cuenta son los resultados económicos y donde es fácil sentir que has fracasado, la enfermedad mental aumenta como una plaga. El ser humano desasistido es la marca de esta sociedad despiadada.

Pero hoy esos seres humanos nos han dado una lección y nos han demostrado que pueden quitarnos todo menos la emoción. Que un artista con su pasión puede devolverles por un instante el lazo que los reconcilia con la vida. Un simple esbozo de luz que asomaba en sus ojos perdidos y les hacia parecer menos solos en medio de tanta gente, en medio de su gran soledad. Bloques de soledad regados por música y emoción.

La enfermera de planta, emocionada y muy agradecida, nos acompaña hasta la puerta que ha de abrirnos de nuevo y asegurarse que queda bien cerrada. Dentro se quedan ellos que, según nos dice la amable enfermera, tendrán para dos meses con el recuerdo de esta visita que les ha llenado un poco unas vidas tristes y vacías donde las horas se miden por la intensidad de un dolor que no comprenden y del que no pueden deshacerse.

Volvemos en nosotros siendo conscientes de haber presenciado algo muy especial. Quizá sean estos todos los milagros que podemos esperar hoy en día. Los milagros realizados con una guitarra, entrega y mucha emoción.  
Ya lo dijo un sabio que no está entre nosotros:
"La emoción es primero. Primero se siente y después viene lo demás, el pensamiento, que se estructura en palabras.  (José Luis Sampedro)


Aquí dejo las mías como auténtica necesidad después de tanta emoción. Como siempre, GRACIAS, MeV.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Un hambre feroz


Ayer regresé a casa con un hambre voraz. Un hambre violento y penitente, lleno de rabia. Venía de ver a unas niñas desarmadas enfrentándose a un enemigo inconmensurable. Un enemigo que ellas no entienden ni ante el que se defienden pues lo han convertido en su aliado, en el sentido de su vida, y es parte de ellas. Su lucha consiste en resistirse, en amar ese monstruo que las desbarata y al que han entregado su vida como un acto de identidad y de bien supremo. Perder la vida y en cada jirón perdido conseguir una victoria. Ganan batallas entregándose a la muerte, negando la vida que es lo único que tienen. 
¿Cómo se gana una guerra en la que tu aliada es tu propia muerte? ¿Cómo se vive en una sociedad que promueve batallas contra la vida? La muerte nos gobierna y su sufrimiento es un ejemplo claro.

A "ese jardín de las delicias", llegó ayer Música en Vena (MeV) con el aire fresco de una joven música en directo.
Tres jóvenes con sus guitarras y sus voces les llevaron otro mundo donde el monstruo se desvanece levemente. One, two, one, two, three y....suenan los primeros acordes y ya estamos en ese otro universo de emociones donde todo es posible. Y ellas, muy jóvenes algunas,  apagadas y como ausentes otras, reticentes y en posición de ataque otras....se abandonan a ese bálsamo que les dice que la vida es mucho más que perder kilos, que hay placeres que dan sentido a la existencia y que respirar consiste en sentir y no en tener una estética o un percentil. Y todas, todas, se entregan a esa fiesta improvisada y cantan y son un grupo de jovencitas viviendo y siendo ellas. Todo eso sucedió así aunque ellas no lo sepan todavía.

Las voces de Virginia y Sananda  se entregan a su interpretación con auténtica pasión. Se instalan en el bajo de Jaime y la guitarra de Sananda y se nos erizan los vellos y una energía purificadora recorre la sala.


Pienso que esos jóvenes cantando con toda su alma para ellas son mucho más que música, que un acto musical. El antídoto no solo es emocional. Mirándoles a ellos, sintiendo con ellos su música, las chicas aprenden una lección que no les podría llegar de ningún otro modo: vivir no depende de una báscula. Una báscula no puede presidir la vida. Quizá ellas no lo sepan, no lo aprendan en ese momento. Pero sé o quiero pensar que esa semillita se queda instalada en sus frágiles corazones y  confabulará contra esa sombra que ahora habita sus días.

Nos vamos y se entristecen. Por motivo doble. Se acaba el paréntesis de alegría y llega la cena.El espejismo se desvanece, el monstruo aparece en total esplendor. La tortura más insoportable de la que no pueden escapar. Hoy hay pizza, huummmm les digo y una chica me dice sombríamente que me la da. Disfrutar de una comida rica es su tortura y harían todo lo posible para zafarse de ella si no las controlaran férreamente. Comen en lucha. Y su rabia quisiera destruir los nutrientes en esa bajada inevitable a los infiernos.

Vuelvo a casa con un hambre feroz y como ferozmente. Como queriendo anular su propia furia y como queriendo contrarrestar lo mucho que yo también he contribuído a esa locura colectiva que nos lleva a estos espacios de desesperanza y sinsentido donde las calorías se convierten en el único latido que quieren contar.

MeV es un proyecto necesario por muchas cosas. A mí, egoistamente, me parece imprescindible. No me canso de decirlo. Por lo mucho que entrega generosamente y por su capacidad de transformar las sombras en luz. Pero sobre todo por lo mucho que nos enseña de nosotros mismos y especialmente por lo mucho que nos enseña sobre lo que ya sabemos y no queremos mirar de frente.

MeV requiere de valentía para asomarse a ese espejo en el que todos podemos ver lo que realmente somos. Por eso duele.Por eso sana. Por eso es imprescindible para todos.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Mi primera vez

Hoy ha sido mi primera vez. Entro en la sala con prudencia, no quiero molestar ni invadir. Es un espacio de dolor, de miedo, de indefensión, de rabia, de soledad...y sobre todo, de lucha. La vida es una lucha y nada como esa sala para palparlo. 
Entro de puntillas sin falsa compasión. Soy muy consciente de que cualquiera podríamos estar ahí mañana. En general, poca gente mira a los demás. Ensimismados, se concentran en su sillón como no queriendo ser parte de ese escenario ni de esa obra. El desvalimiento atraviesa la mirada de algunos que, tal vez, al ser primerizos no entienden bien qué hacen allí ni qué sucederá después.Otras personas se muestran más acostumbradas y recorren con cierta aceptación el trámite. Otras, devastadas, apenas sin fuerzas, se dejan hacer como ausentes.
Hablamos con ellos. Les explicamos qué hacemos en medio de esos catéteres y de su angustia. Algunos sonríen tímidamente, otros desvían la mirada como a intrusos que somos, otros se agarran a tus palabras y desahogan sus temores y su soledad en frases tímidas y agradecidas.  

La vida es una lucha y nada como esa sala para palparlo. No hay compasión en esa sala, tampoco en nuestra presencia. No necesitamos compasión, tan sólo compañía y más fuerza para continuar con esa lucha. Luz, energía, esperanza y mucha ternura. Tan solo eso. Y eso es lo que queremos llevarles. 


Empezamos. Empiezan Sandra y Yeray. Se sientan al  lado de una paciente que recibe su quimio con una sonrisa. Ella también es música: toca el chelo. Su hermana que la acompaña se emociona ante la voz dulce, profunda y desgarrada, en ocasiones, de Sandra. La enferma la sonríe continuamente. 

Vamos cambiando de pasillo y todos se van llenando de las notas de la guitarra de Yeray y de la voz cálida y arriesgada de Sandra.















La lucha continúa. Hoy con un poquito menos de tedio y algo más de esperanza. Hay más sonrisas y el tiempo corre más rápido para ellos. Hay mucha gente en esta sala. La lucha continúa.


Vamos a hemodiálisis. En ninguna otra sala podría tener más sentido Música en vena

Los circuitos de diálisis trabajan fatigando a los enfermos al tiempo que les van devolviendo su sangre renovada. Sandra y Yeray se encargan de que la música se cuele en los catéteres y recorran de alegría sus agotados cuerpos. Sandra y Yeray se acercan a la cama de un paciente ciego y  cantan a su vera . Una señora que ya ha terminado se arranca y acompaña a Sandra. Las enfermeras nos atienden amables y agradecidas. Hoy es un día especial para todos y nos dicen que esperan el mes próximo para volver a disfrutar de ese regalo.









Ha sido una mañana en el hospital de La Paz. Compartiendo la magia que construye MeV. MeV construye un mundo en medio de la devastación. Necesitamos proyectos que construyan mundos. Necesitamos a MeV.


MeV no sería posible sin Virginia Castelló. Atiendan que no digo que sería diferente sin Virginia. Digo que no sería posible sin ella. Entra en la sala con la dulzura de su sonrisa y todo tiene sentido. Por eso y porque creo que lo que hace es impresionante e imprescindible (ya lo he dicho en otras ocasiones) no he podido evitar darle las gracias una vez más. Esta vez de esta manera




Gracias, Virginia


Si pinchas aquí 

Hope there's someone, live

 podrás escuchar la banda sonora que yo le pondría al libro y a MeV. Puede parecer triste pero si lees su letra no lo es. Además parece que la música triste resulta terapeútica.(minuto 1:08)


Hope there's someone, live

Espero que haya alguien
que cuide de mí
cuando me muera. ¿Me iré?
Espero que haya alguien
que libere mi corazón
cuando me encuentre cansado.
Hay un fantasma en el horizonte
cuando me voy a dormir.
¿Cómo puedo dormir por las noches?
¿Cómo podría reposar mi cabeza?
Tengo miedo de ese lugar
entre la luz y ninguna parte.
No quiero ser a quien
dejen abandonado allí.
Hay un hombre en el horizonte.
Desearía haberme ido a la cama.
Si caigo a sus pies esta noche,
¿descansará en paz mi cabeza?
Así que, aquí estoy esperando no ahogarme,
o quedarme paralizado en la luz.
Y por Dios, no quiero ir,
al punto de no retorno.
Espero que haya alguien
que cuide de mí
cuando me muera. ¿Me iré?
Espero que haya alguien
que libere mi corazón
cuando me encuentre cansado.












Hope there’s someone
Who’ll take care of me
When I die, will I go
Hope there’s someone
Who’ll set my heart free
Nice to hold when I’m tired
There’s a ghost on the horizon
When I go to bed
How can I fall asleep at night
How will I rest my head
Oh I’m scared of the middle place
Between light and nowhere
I don’t want to be the one
Left in there, left in there
There’s a man on the horizon
Wish that I’d go to bed
If I fall to his feet tonight
Will allow rest my head
So here’s hoping I will not drown
Or paralyze in light
And godsend I don’t want to go
To the seal’s watershed
Hope there’s someone
Who’ll take care of me
When I die, Will I go
Hope there’s someone
Who’ll set my heart free
Nice to hold when I’m tired

lunes, 6 de octubre de 2014

Una tirita para el alma

Las luces de las tardes de domingo siempre me resultan melancólicas.
 Volví a casa paseando por un Madrid primaveral de una oscuridad prematura que, como cada año, nos imponen por estas fechas. 
Necesitaba pasear saboreando el placer de sentirme encantada. Literalmente encantada
Porque ayer viví un prodigio. 



Supongo que todos pensamos que un hospital es un lugar triste. Todos hemos tenido la experiencia , en el mejor de los casos, de visitar o acompañar a una familiar o amigo hospitalizado y muchos sabrán lo que significa pasar por ese paréntesis

que supone una hospitalización. 

Todos sabemos de la tristeza impotente que no podemos evitar cuando despedimos a nuestros seres queridos "secuestrados" para esa puesta a punto; dejándolos allí, en la frialdad de esas luces fluorescentes  y  de ese  silencio impuesto, solo roto por ruidos metálicos o la llamada de ayuda ante algún imprevisto.



 El hospital como un paréntesis doloroso que se convierte, en ocasiones, en un hogar provisional gracias a la humanidad de algunos de los profesionales que atienden y arropan a los enfermos. Pero que siempre aparece como cíclope amenazante , crisol de miedos y sufrimientos al que casi no queremos mirar por si nos elige como huéspedes.

 Y sin embargo, es ahí, en esos espacios que parecen malditos donde nos cuidan y nos recuperamos y salvamos la vida*. Por eso deberíamos celebrarlos y hacer de ellos espacios humanos llenos de ternura, de alegría, de compañía, de escucha, de esperanza.

Eso es exactamente lo que hace Música en Vena cada día.

Una labor titánica, como un David frente a Goliat porque solo cuentan con su entusiasmo, su generosidad y la generosidad de los artistas y técnicos que les secundan y hacen posible ese milagro en medio de cables, camillas y personas más necesitadas que nunca de calor.  Un prodigio ¿no os parece?

El prodigio de ayer fue doble. El auditorio del Clínico se llenó de magia con la simpleza de una música sublime y una voz que la acariciaba emocionada: Jordi Savall y Ferran Savall en el escenario con un programa original y único.

Para decirles que ese paréntesis no deseado se puede amueblar de humanidad y esperanza y que la música es algo más que notas y sonidos. Es un lenguaje que remansa el alma y que inocula el único virús necesario: la fuerza y la esperanza. Que no están solos en ese retiro involuntario. Los músicos con su prodigio fecundan de luces las sombras que pueblan ese otro universo de batas y soledades.


En ese prodigio que ayer vivimos, lo más prodigioso fue que los magos que oficiaban ese ritual de emociones electrizantes se vieron sorprendidos por una conmoción que les desarmó. Como en cada actuación de MeV, toda esa energía se transforma en una regalo para los artistas cuando son ellos los que lo están creando. Más magia ¿no? 

Unas breves pinceladas de lo que ayer pudimos disfrutar durante una generosa hora. 




Mafalda se hacía una sabia pregunta:
 
Mafalda, gracias a MeV ahora tenemos una respuesta.
                    

Un milagro en mitad de un hospital. Un bálsamo para las almas. 
                          GRACIAS MeV
Si queréis vivir algo único y necesario, habrá más:
CARTEL MUSICA EN VENA_CNDMb


Si queréis formar parte de él 
MÚSICA EN VENA







*Aprovecho para reclamar y defender una sanidad pública de calidad, sin recortes y con prioridad en los presupuestos del estado.