domingo, 21 de febrero de 2016

Sentimientos encontrados

Estrenamos hospital, el Ramón y Cajal. 
Como todo estreno tiene sus ajustes que son inevitables y que conllevan ciertos contratiempos. 
Es difícil aparcar incluso donde se puede aparcar. 
Los responsables del hospital en estas lides no nos conocen bien y andamos por tierras movedizas sin saber bien hasta dónde podemos avanzar. 
Encontramos localizaciones que no nos convencen y , sorprendidas, no creemos adecuado entrar en confrontaciones directas. 
Estamos tomando contacto con el espacio ¡¡¡y el tiempo!!! y vamos un poco a tientas.
Algo desalentador si no fuera porque, como siempre, contamos con lo fundamental: dos artistazos jóvenes pero muy profesionales y amantes de su instrumento, de la música; que se adaptan a todo lo que va surgiendo por sorpresivo que sea. Con gran pasión y con total entrega. Son Alberto y Miguel, GUITARINET.

Empezamos en la UCI. Nos previenen de que es una sala movida y complicada. Nos encontramos un amplio corredor con boxes alrededor. Una sala amplia, serena...nada comparado con lo que hemos vivido en otros hospitales mucho más duro.

Miguel y Alberto despliegan su arte ante la sorpresa de los profesionales que están en esa zona del hospital.
Suenan tan bien... Vienen de todas partes a escucharlos. Dos chicas encargadas de la limpieza sueltan el mocho y se arrancan a bailar maravilladas de que hoy su trabajo tenga ese aliciente.
El clarinete y la guitarra encajan tan bien, se entienden, se hablan, se siguen, se acarician uno al otro, se escuchan de forma tan precisa y tan hermosa que el nombre de este duo no podría ser otro.

Son jóvenes, pero su pericia no lo es. Tocan sus instrumentos como viejos sabios. Y además, las canciones que tocan son suyas y son maravillosas. Es una mezcla de jazz y clásica que no te sacia nunca. 

En la improvisiación del día les hacemos subir y bajar para volver a subir  al mismo sitio que acababamos de dejar,
 tocar en una sala de espera tras una puerta de entrada giratoria que invita a salir corriendo... y ellos encantados.
Dejándose la piel en cada lugar y sólo echando de menos algo que es el espíritu de MeV y que en este hospital todavía no conocen: la cercanía con los pacientes, poder mirarlos a los ojos y dejar en ellos música, pero sobre todo ánimo y compañía. Calor. 

Llegamos a la sala de día de oncología. Es una sala fantástica para los pacientes. Están en habitaciones de dos que les permiten recibir su tratamiento con tranquilidad, intimidad y en un ambiente relajado y agradable.
Sin embargo, esta disposición nos hace tocar en la esquina de una pasillo y hemos de conformarnos con que la música se cuele por las puertas abiertas de dichas habitaciones. 

Miguel y Alberto han de tocar para puertas abiertas y vuelven a pulsar sus instrumentos con la decisión de quienes saben que sus notas se van a colar por esos ojos abiertos de par en par y van a llegar a esas personas para las que tocan. 

La gente que pasa cerca entra a ver qué es eso que suena tan, tan bien. Música en directo ¡¡¡y qué música!!! ¡¡¡Y son sus propias composiciones!!!  Es la música perfecta para serenar y animar al mismo tiempo y ellos la hacen tan bien... Podríamos estar todo el día escuchándolos. Tan humildes haciendo tal prodigio...

Nos vamos. Llevan ya una hora y media tocando por esos pasillos. El personal  que nos ha acompañado y guiado por el hospital lo hace hasta el final, muy amablemente. Nos invitan a tomar algo en la cafetería y allí , descansando, ponemos en común la experiencia. Miguel ha echado en falta más contacto con los pacientes. Contacto directo. La UCI ha sido lo más cercano y ha sido duro y hermoso, como siempre, poder ver a gente que está tan mal, buscando la música con los ojos y descansando en ella. 

Era la primera vez de Miguel, no de Alberto, y ha entendido muy bien el anhelo de Música en Vena. Él sabe, como sabemos nosotros, que  tocar es siempre un recorrido por vasos comunicantes y que cuando el público son personas que  lo están pasando mal, es un acto recíproco de generosidad y de solidaridad. Se entregan muchas cosas con la música pero también se reciben. Llegan potentemente lecciones de vida, de resistencia y de esperanza. En los ojos de los que sufren y agradecen ese alivio encontramos tanto que hoy, que no lo hemos tenido, nos vamos un poco vacíos con muchas ganas de llenar ese hueco. Por eso queremos que Guitarinet vuelvan y ellos también.
Porque hoy ha sido unas ganas locas de dar, dar y quedarse con la ganas: una  confluencia de "sentimientos encontrados"

 Guitarinet tienen mucho que dar y recibir con MeV y nos prometen que repetirán. Estamos deseando.
Muchas gracias, chicos.

5 comentarios:

  1. Preciosa crónica y mejor iniciativa. La semana pasada participé en un acto musical en un hospital. Hubo mucho traje, mucha mucha cámara, mucho discurso, canapés, poca música y ningún paciente. Poca verdad y mucho boato. Me alegra ver que MeV es justo lo contrario. Enhorabuena!

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    1. Exacto,Dimas. MeV sólo quiere llegar a quien lo necesita y los trajes no lo necesitan.Los pijamas y los catéteres sí.Gracias por ti comentario y por seguirnos.

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    2. Exacto,Dimas. MeV sólo quiere llegar a quien lo necesita y los trajes no lo necesitan.Los pijamas y los catéteres sí.Gracias por ti comentario y por seguirnos.

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  2. He de añadir que el acto que describo más arriba no fue en ningún hospital público.

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  3. Buena crónica de una iniciativa excelente. Estas cosas te hacen reconciliarte con el mundo. Gracias, Esther.

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