viernes, 5 de junio de 2015

"Nuestra Raquel" , en vena

Virginia bucea en su bolso. Se ahoga en lágrimas y busca un pañuelo donde sumergirse. Porque Raquel, como una hechicera, nos toca el corazón con su voz cristalina, confesándonos esto:
 

Así, una vez más, comprobamos que es cierta la frase grabada en en este maravilloso clavicémbalo:
"Musica movet affectus"







Miraba esa pequeña sala, acogedora, miraba a los músicos engarzados en una sola voz, miraba a Raquel, envuelta en terciopelo negro, miraba la tiorba de Jesús tan elegante y dulce, miraba el clavicémbalo de una belleza conmovedora y simple y podía sentir que nada en este mundo me reconcilia más con la vida que la belleza de las cosas simples. 
Seis personas, concentradas, mimando su profesión y entregándonos un presente que nos impulsa hacia el futuro con el alma renovada y dispuesta para otras batallas.





La guinda a este pastel tan dulce nos la vuelven a regalar estos músicos maravillosos. Que lo son. Como la copa de un pino. Excepcionales. Y cuesta creer que sea posible que su cercanía, su humanidad, superen a su arte. Quien los conoce, sabe perfectamente de lo que hablo.
Ha sido una tarde intensa para ellos. Una hora y media tocando, con cierto calor. Pero salen a saludar a la gente que los espera y nos acogen con un abrazo y una sonrisa. Como si los contentos y agradecidos debieran ser ellos.

Esta fue la maravilla que disfrutamos ayer
















Sin querer importunar más, emocionadas por la experiencia y el achuchón de Raquel y la dulce sonrisa de Jesús, salimos como en volandas. Bajamos la escaleras cantando "sé que me muero, me muero..." Al fondo se escucha la carcajada vital, arrolladora, sincera y expansiva de Raquel. Como es ella y como lo que transmite. Sensibilidad, alegría, emoción y ganas de vivir. Como debería ser la vida y como lo es cerca de ella.

Esponjadas salimos a un Madrid bullicioso, con una tenue luz que se resiste a ocultarse y una brisa que anima a continuar la noche.



Sé que me muero, me muero, me muero de amor, Raquel Andueza y Virginia Castelló. De amor por la música, por la amistad, por la generosidad y por las mujeres valientes.Gracias por esta estupenda tarde.


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