sábado, 27 de junio de 2015

En el País de las Maravillas

Siete soles entran en la sala Margarita. Ninguna de ellas tendrá más de 15 años. Se sientan ensombrecidos, apagados, al fondo de la habitación. David, que además de músico es maestro (los tres lo son), las convence para que se  arremolinen a su alrededor y así, establecen el primer vínculo con ellas: la música de su guitarra, la voz de Eva y la flauta de Marta, estarán ahora más cerca de romper ese muro de tristeza que traen puesto.



Se presentan. Dulcemente y con simpatía.Son SUNNARE
y son más pero no han podido venir todos, "aunque querían ¿eh?"
 El hospital se ha convertido en el salón de una casa donde unos amigos comparten palabras, risas, música...

Eva comienza a cantar. Eva canta con una maravillosa voz aterciopelada y profunda. Pero Eva canta con las manos, con los ojos, con su sonrisa. Y con ellas les dice: "Come with me" y juntos, cantando, seremos más fuertes y podremos con todo lo que nos abruma. 

En la primera frase de Eva, las crías abren los ojos, despiertan: "Guauuuuu" dice una de ellas. David, Eva y Marta las tienen ya en el bolsillo.

Suena melodiosa la flauta de Marta. De repente el agujero negro por el cual caían, magulladas y confundidas, se convierte en el País de las Maravillas. Estamos en el País de las Maravillas.


Es la primera vez que estos maravillosos músicos tocan en un hospital. Van buscando entre sus canciones cuáles tocar. Se deciden por uno u otro tema ¿sobre la marcha?No sé si ellos saben que, con sus acertadas elecciones, van tejiendo una alfombra sobre la que estos niños pueden abandonarse y avanzar.
Porque es una alfombra cálida que les saca de allí y les lleva al mundo de las emociones donde todo es posible. Salir de allí, también.




Continúan presentando las canciones. Algunas versiones (que superan al original) y sobre todo, sus propias composiciones. Hablan con ellas con el corazón. Como cantan. Hacen bromas, les explican. Sin prisa. Disfrutando de su compañía. Ellas lo perciben y se remueven contentas en ese bolsillo acogedor en el que se las han metido.Las hacen tararear jugando con las canciones, dar palmas, acompañarles con ellas. Alguna que está muy seria y distante mueves sus manitas como sin querer. Pero quieren.

Eva presenta el siguiente tema: "Thank You". "Porque es siempre importante dar las gracias, porque sobran los motivos. En especial a esas personas que están ahí, parece que fastidiando muchas veces, pero con nosotros, cuidándonos, apoyándonos en cada paso".
La canción es una maravilla. No sé si David, Eva y Marta saben que los padres en esos contextos, frecuentemente, se convierten en los mayores enemigos. Son los que crean el problema que ellos, los niños, no ven. Son los que les fuerzan a vivir como ellos no quieren. Los que les condenan a ese encierro y les someten. Por eso este tema tiene un valor inmenso. Porque les recuerda que nada de eso es así. Que los padres lo hacen todo por ellos y les han llevado hasta allí para salvarlos, con todo el dolor de su corazón y toda la confusión y tristeza del mundo. No hay mayor dolor que ver sufrir a un hijo.
Las niñas no sé si saben todo esto ni si lo piensan. Pero escuchan a Eva dar las gracias a los padres con esta bellísima canción.

En el momento que Eva sube muy alto, dando las gracias a los padres por darle todo, por ser ella gracias a ellos, los ojos de una niña se abren como si ese "grito" se hubiera abierto paso en alguna parte muy profunda de su corazón.

Todas hasta las más remisas, los miran agradecidas y emocionadas. Están encantadas y sorprendidas. No quieren que se acabe.  David, Eva y Marta, menos. Se les ha hecho muy corto.
Pero nos toca despedirnos. Lo hacen con canción en español. Como prestidigitadores sabios cierran este encuentro con una canción cuyo estribillo se convierte en un grito de guerra que ellas cantan entregadas:
"Todo lo que duele, lo que hiere, se va
se lo lleva el mar"


Y con este torrente de esperanza, de belleza, nos vamos.Las dejamos con estas frases tamborileando  en su cabeza. Como un mantra que las haga creer con fuerza en que "todo esto pasará".

Otras veces necesitamos preguntarles si les ha gustado, si han disfrutado. Esta vez, no. Ellas, con los ojos chispeantes, les dan las gracias y les dicen que les ha gustado mucho. Nos vamos del País de las Maravillas, acompañados de sus sonrisas y su agradecimiento.


En la otra sala nos esperan algunos niños más. Un par muy pequeños que piden a David que les cante una canción en chino; Paloma, que cumple 15 años hoy ; un grupo de jovencitas preciosas y algunos chicos muy retraídos, muy lejos de allí.

El asombro de sus ojos abiertos se repite. La simpatía y el arte de los tres músicos les llevan también a ese bolsillo lleno de Maravillas. Los pequeños se revuelven inquietos en su silla: "¿Cuándo cantas en chino"? Las jovencitas mueven sus cabezas, sonríen.
Ahora tocan una versión de una canción de "La de Taylor "Suich" y una de ellas, que se la sabe completa, la canta bajito con ellos, animada por Eva.

Le cantamos el cumpleaños feliz a Paloma.
Es duro pensar en una cría de 15 años cumpliendo años en esa "jaula" protectora. Está contenta porque ha podido salir a celebrarlo con su familia. La puerta de la jaula se ha abierto para esa Paloma que ha podido recuperar el vuelo por unas horas. Queremos volar con ella allí dentro, deseándole lo mejor en ese día especial.



El insistente pequeño que quiere la canción en chino, no se queda sin ella: David improvisa una divertida "canción china" en la que una jirafa roja




David, Eva y Marta se despiden con el mismo grito de esperanza: "Todo lo que duele, lo que hiere", se va, se lo lleva el mar..."
Y eso es lo que queremos que resuene en sus oídos hasta entenderlo. Hay que luchar, hay que tener fuerza pero al final,lo que no nos gusta se va, se lo lleva el mar.



Nosotros también nos vamos. Como siempre. Traspasados por una mezcla de emociones muy contradictorias. Salimos del País de las Maravillas siendo conscientes de que les dejamos en una cárcel, en un infierno muy doloroso para ellos.Y queremos volver. Nuestros maravillosos músicos siempre quieren repetir porque se viven encuentros muy especiales allí dentro. Porque podemos percibir que la música ayuda y da fuerza y te lleva a otros lugares desde los que puedes ver diferente y quien sabe si dejar de caer por ese agujero negro y volver a salir al otro lado del espejo donde disfrutar de la vida no dependa de la comida ni de otras obsesiones pertubardoras.
Porque sabemos que la música nos pone en contacto con nosotros mismos y con los demás de la manera más simple y más hermosa. Y sabemos que este mundo necesita de todo eso y nosotros también.
Gracias, David, Eva, Marta. Muchas gracias, por todo eso.

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