viernes, 27 de marzo de 2015

Un viernes en vena

Ayer, como todos los días que tengo el privilegio de ser testigo de lo que pasa cuando Música en Vena desembarca en un hospital, viví algo especial.
Cada día es como el primero. Cada día me digo que es insuperable, irrepetible y cada día la experiencia es nueva y diferente, con matices en sus efectos, en las emociones y en lo que crea y produce en los enfermos y en los demás que allí estamos.

Ayer fue viajar en una ola. Sentir la música inundando nuestros corazones y sacando de nosotros lo mejor y más hermoso. Ver a los niños nadando en ese torbellino de la voz de Chrisstina y subiéndose a la espuma de las buenas emociones en un viaje hacia dentro, zambulléndose en su corazón y descubriendo en él todo lo que parece imposible en un hospital y que es lo mejor de la vida.
Nunca había vivido nada igual , de esa intensidad en esas salas que ya conozco.

Después, conmocionadas, contentas y renovadas comentamos cómo lo hemos vivido, nuestras sensaciones, nuestras emociones, lo que hemos visto en los pacientes, lo que nos han dicho o hemos percibido. 
Mis compañeras me hablaban de la mañana de este mismo día. Donde pudieron disfrutar de otros asombros, esta vez deslizándose  por la sensibilidad de unos los dedos en unas flautas, 


La dulzura de su música colándose en un siquiátrico donde ese calor hace más falta y donde, gracias a ellas, a Alessandra y Saray, una señora que apenas ha podido abandonar su cama en todos los días que lleva allí, sonrío por primera vez. Una de las enfermeras no pudo dejar de expresar su admiración: "sólo por haber logrado esto, merece la pena vuestra labor".


Mozart y Teleman dialogando y diciéndose, entre ellos, que  no eran suficiente para levantar el ánimo de esos jóvenes de la planta de siquiatría para adolescentes. Sí para acompañarlos, pero no para levantarles el día e insuflarles nuevos bríos.
"¿Por qué no contáis alguna historia que nosotras haremos música después creando entre todos otros mundos imaginarios para llenar esta sala de impulso , de ilusión?

Dicho y hecho: ellos creando mundos de reinas y dragones y ellas, las flautas, coronando su iniciativa con rugidos y tiaras. La magia de la música, de la comunicación y la fuerza interior.

En Oncología el trinar de las flautas envuelve a los pacientes que , pacientes, reciben su tratamiento en vena. Y por ahí se cuelan, ahora sí ,como fluidos balsámicos, Mozart y Telemann  y otras músicas serenas que miman sus castigadas venas.
Una señora que así lo siente, les da las gracias, conmovida. La quimioterpia hoy, para ella,  tiene un sabor diferente, casi dulce.





Pues, sí, Virginia, voluntarios voluntariosos,lo que hacéis es fundamental sólo por esas palabras, por esas sonrisas, por los ojos llenos de luz, de emoción. No se está pasando el rato o matando el tiempo. Se está dando vida  y esperanza. Se está transformando una realidad dura y umbrosa en luz y en energía.

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