miércoles, 6 de abril de 2016

Cicatrices que abrazan

Hoy he dejado abrazadas a dos mujeres.
Cuando me he ido ya no lo estaban y sin embargo las he dejado abrazadas.




Se reían las dos de su calva con pelucas desordenadas y gorras a lo garson que las hacían divertidas y hermosas. Una se reía del pelo que todavía no había perdido. La otra, del que ya había recuperado.


Se abrazaban el llanto que hablaba de su miedo y de su amor.


Dos hermosas mujeres mutiladas y tan enteras. 
Dos mujeres hermosas heridas y tan fuertes. 
Dos mujeres hermosas asustadas y tan valientes.
Dos hermosas mujeres sucumbidas y enhiestas como la dignidad.

He dejado a dos mujeres abrazadas y ahora ya, cada una en su casa, siguen abrazadas porque se tienen y se sostienen y se acompañan en ese camino que ambas recorren y en el que les gustaría no haberse encontrado.


Dos mujeres que se abrazan y abrazan sus cicatrices, su dolor y su fuerza.

Dos mujeres que se abrazan y me enseñan que la vida abrazadas es menos cicatriz y las cicatrices abrazadas son mucha más vida.

Y yo también me he sentido abrazada por esas hermosas cicatrices que  no asustan ni impresionan. Son las líneas de la vida que parten en dos  pechos desdibujados pero bellos como una bandera victoriosa.

Yo también me he sentido abrazada y abrazosa porque en ese abrazo he visto a todas las mujeres que se apoyan, que se cuidan y cultivan los únicos "activos" que nos van a salvar: los afectos, las emociones, compartirlos y fortalecerlos.

Gracias por dejarme compartir vuestra lucha y celebrar vuestra victoria. Abrazada yo también a la lección que hoy he recibido y a toda vuestra fortaleza. Gracias



 Ayer, viendo a esas dos hermosas mujeres abrazadas, me sentí afortunada de ser mujer. Me sentí muy orgullosa de todas las mujeres que abrazan, que cuidan, que alientan, que saben abrir su pena y su alegría, que saben acariciar cicatrices y reivindicarlas.Sin miedo. Mostrándolas con amor, y desestigmatizando lo que no es más que una piedra, muy dura, en el camino. Me sentí afortunada de saberme parte de ese grupo generoso y arrollador de mujeres que se quieren y se entregan.
He querido imaginar la misma escena con dos hombres y me ha resultado imposible. 



Hace años la palabra cáncer era un estigma. Nos ponía frente a un futuro incierto y sombrío. Hoy la palabra cáncer significa lucha (muy dura) y actitud. Y ganas de vivir y de compartir. Y descubrir lo que realmente significa VIVIR. Con mayúsculas.

Gracias a Música en Vena paso varias horas al mes en espacios donde personas de todas las edades le dan la cara a esta enfermedad. Duramente.
Desafortunadamente también, tengo varios amigos viviendo esta experiencia y no tienen ni idea de lo que significa para mí tenerles tan cerca. 
Nunca antes nada ni nadie me ha enseñado tanto sobre la vida y sobre la lucha. 
Nunca antes nada ni nadie me ha dado una lección sobre cómo afrontar lo que tenga que venir cuidando al mismo tiempo a los que te rodean.
Nunca antes nada ni nadie me ha regalado tanta fortaleza y tanta valentía de la que pienso contagiarme si llega mi turno.
Muchas gracias. 


Va por vosotras, chicas. Gracias por el regalo de ayer.


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