lunes, 18 de abril de 2016

En UVI y con JOTA

Instrumentos extraños:
Un laud, una flauta como una caña...
Como los ojos de los pacientes de siquiatría del Ramón y Cajal al vernos aparecer. Ojos extrañados como si no pudieran creer que alguien quisiera estar ahí donde  ellos tienen que estar. Nos acogen felices de llenar unos minutos de música y palabras. Y se suman a la improvisación y el "caos" que nos lleva desde música cantada en árabe a música celta pasando por una jotas de de Burgos que Marta y una paciente se arrancan a bailar y cierran con un abrazo agradecido y lleno de tantas cosas...
Todos se suman a ese revolutum en el que Wafir les explica,  y se sienten felices por un momento. "¿Cuándo volvéis?" "En un mes pero vosotras ya no estaréis aquí" "Esperemos que no" lo dicen sonriendo con tristeza. 

Las enfermedades mentales tienen un denominador común que las abraza cruelmente: son de una soledad estelar.
 Si recitando, jugando, cantando la Bamba al alimón con un guitarra que ha aparecido por allí repentinamente...se han sentido un poco menos solos habría sido suficiente. O tanto...

Se cierran tras nosotros las dos puertas que no pueden estar abiertas al mismo tiempo. Por su propia seguridad. Tras ellas se quedan sonriendo y agradecidos. Como nos vamos nosotros.

Cerramos así la visita, accidentada, a este hospital. 
Como se ve, Daniel
no ha podido tocar y a cambio nos ha traído la generosidad y voluntad de Wafir y Marta. 


Pasamos primero por la UVI, cargada de lucha en cada box. Entre el sonido del laud, de repente un silbido fino, nítido y delicado nos sorprende.

Es Dani que entablillado necesita aportar su granito de arena y nos lo silba y nos lo recita. Con una dulzura y un arte profundos. 





Quieren volver. Como todos los músicos que tocan en esas salas algo más que música.

Gracias, como siempre.


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